Se escogen los riñones muy tiernos, se cortan en trozos pequeños.
Para limpiar bien los riñones, se le retiran las grasas y nervios y se dejan a remojo en agua y vinagre una media hora.
Una vez limpios se sazonan de ajo machacado y medio vaso de jerez; se reservan tapados durante una hora.
En una sartén con aceite caliente se fríe la cebolla picada con media cucharada de perejil trinchado muy fino; se deja freír despacio hasta que la cebolla está bien tierna.
Pasado el tiempo se sazonan con sal los riñones y se agregan a la cebolla, ya dorada; se fríen muy de prisa durante ocho minutos, al cabo de los cuales se les añade el resto del jerez y una cucharadita de harina; se dejan hervir con todo, otros cinco minutos y se sirven seguidamente bien calientes.
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